Paren las rotativas
1990: Arranca la guerra en el Golfo
El 8 de agosto de 1990, hacía tan solo unos días que había comenzado la Guerra del Golfo y Estados Unidos enviaba tropas a Arabia Saudí para afrontar el inminente ataque de Irak. George Bush no escatimó en unidades militares: aviones F-111, infantería paracaidista, buques de guerra, carros de combate, soldados... Y Sadam Husein declaró: "Sacaremos los ojos a quienes ataquen a la nación árabe". Mientras tanto, en España la soga apretaba cada vez más a Juan Guerra, hermano del vicepresidente del Gobierno, Alfonso Guerra, por la revelación de nuevos datos en la investigación sobre narcotráfico de cocaína y lavado de dinero. Todo ello al tiempo que una masa de fuel de 10.000 toneladas se expandía en aguas del Estrecho por el choque de dos buques mercantes. Este verano, infoLibre repasa la historia española reciente a partir de las portadas de los principales periódicos de la época, un espejo de los temas que llenaban el debate público en las vacaciones de entre 1978 y 2002.
Un jueves Sadam Husein invadía Kuwait en una operación relámpago y un miércoles George Bush ponía varios destacamentos rumbo a la frontera iraquí. Todas las portadas españolas informaban sobre la maniobra estadounidense y vaticinaban el inicio de una guerra, la conocida como Operación Tormenta del Desierto. El diario La Vanguardia, que hacía una semana que se estaba imprimiendo en color, traía un mapa regional de Oriente Medio con una infografía sobre la "concentración de fuerzas multinacionales en la zona del Golfo". En él se precisaba la ubicación de los buques soviéticos, franceses y británicos, el emplazamiento de los portaaviones estadounidenses, las bases aéreas norteamericanas en suelo turco, y la cremallera de misiles saudíes y tropas iraquíes en la frontera entre ambos países. Todo un "gran avispero bélico", señalaba el diario catalán.
A la misma hora que el presidente Bush anunciaba el envío y despliegue de tropas en Arabia Saudí, el presidente Husein afirmaba: "Moriremos antes que ser humillados y sacaremos los ojos a quienes ataquen a la nación árabe". Por su parte, el portavoz de la Casa Blanca trataba de hacer calar el mensaje de "una amenaza inminente" para el reino de Arabia Saudí, "que suministra a Estados Unidos casi el 20% de sus importaciones petroleras", precisaba el cronista de El País. De esta forma, se asimilaba un ataque iraquí al reino saudí como "una amenaza contra la seguridad nacional" de Estados Unidos, informaba en rueda de prensa Dick Cheney, secretario de Estado nortemaericano, que de igual manera se lo transmitió a las autoridades saudíes.
La Guerra del Golfo fue rápida, no llegó a siete meses. Porque a la inmensa superioridad de la coalición occidental −más de 30 países y casi el doble de soldados y armamentos− se sumó el bloqueo comercial de Irak. Turquía y Arabia Saudí cortaron los oleoductos de exportación de petróleo iraquí y las arcas del país se congelaron. De hecho, si por algo se alargó varios meses, fue porque el Gobierno de Sadam Husein hizo rehenes a miles de turistas occidentales −entre ellos 39 americanos− para tener un escudo en las negociaciones.
Guerra y el blanqueo
Juan Guerra saltaba a varias portadas ese 8 de agosto. El hermano del entonces vicepresidente del Gobierno, Alfonso Guerra, estaba envuelto en una red de narcotráfico y lavado de dinero. Le había delatado Ricardo Portabales, el "narcotraficante arrepentido", como le caracterizó La Vanguardia ese día y como empezaba a ser popularmente conocido. Portabales fue una pieza clave en el desarrollo de la Operación Nécora, el gran estoque al contrabando y al narcotráfico en España.
"Según las confesiones [...], la red de empresas de Juan Guerra fue utilizada a partir de 1986 por el 'clan de los Ochoa' −cartel colombiano del tráfico de cocaína− para blanquear dinero sucio. [...] Según se lee en el sumario, Portabales declara que Juan Guerra participó 'en dos o tres operaciones' ", explicaba el diario en un breve en portada. Y el periódico El País completaba la información: "Juan José Arenas Casas, socio principal de Juan Guerra, no pudo justificar ayer ante el juez el destino final de los miles de millones de pesetas que ingresaron las empresas de Guerra".
Juan Guerra facilitaba las actividades ilícitas de esas empresas desde un despacho oficial de la Delegación del Gobierno de Andalucía, contratado por el PSOE como asistente de su hermano Alfonso. Los hechos acabaron dinamitando la carrera política de este, que se vio abocado a dimitir en enero de 1991, y sobre ambos cayó la acusación de delito fiscal en 1995.
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A la constelación de periódicos nacionales de España se había sumado el diario El Mundo unos meses antes, en octubre de 1989. Ese 8 de agosto llevaba en primera página la catástrofe medioambiental que se había producido en el Estrecho sobre las dos de la madrugada "como consecuencia de la intensa niebla". Dos buques mercantes, uno noruego que transportaba amoníaco y otro chipriota cargado de fuel, habían colisionado a 12 kilómetros de la costa de Tarifa. Las primeras informaciones hablaban de un vertido de entre 6.000 y 8.000 toneladas de fuel, pero a los pocos días se constató que eran más de 10.000 toneladas.
A la mancha kilométrica de fuel se desplazaron barcos de la Armada española y de la Marina mercante para tratar de controlar el vertido. El País explicó: "Las autoridades marítimas dijeron que la mancha de fuel es menos grave que una de petróleo y que están utilizando agentes químicos para disolverla".