“Cueste lo que cueste” Cristina Monge
'La Revuelta' de Broncano, cuando el talento se impone a la demagogia
En el circo mediático español, donde el ruido suele imponerse al talento, el estreno de La Revuelta de David Broncano en TVE ha sido como un soplo de aire fresco en medio de una tormenta de arena. Y vaya si ha sido una tormenta, con los agoreros de siempre vaticinando el apocalipsis televisivo y el fin de la democracia a partir del comienzo de un nuevo programa de entretenimiento en RTVE. Pero, ¿qué ha pasado realmente? Pues que el talento, la frescura y el buen hacer se han impuesto a la demagogia barata y al alarmismo prefabricado al que nos tienen acostumbrados.
Hace unos meses, cuando se anunció el fichaje de Broncano por TVE, parecía que se avecinaba el fin del mundo. "¡Es un despilfarro!", gritaban unos. "¡Es propaganda sanchista!", vociferaban otros. Incluso el mismísimo jefe de la oposición Alberto Núñez Feijóo sacó la calculadora para decirnos que con el dinero del programa se podría curar el cáncer, acabar con el hambre en el mundo y seguramente terraformar Marte. Pero resulta que no, que lo que se ha hecho es contratar a un presentador de talento para hacer un programa de entretenimiento que, además… ¡funciona!
Y ahora, ¿qué dicen los profetas del desastre? Porque resulta que La Revuelta no sólo no ha sido el fracaso anunciado, sino que en su segundo día ha logrado superar en audiencia a El Hormiguero, su competidor directo que lleva 20 años siendo el rey indiscutible del prime time nocturno. ¿Dónde están ahora los que decían que sería un programa minoritario? ¿Y los que aseguraban que nadie lo vería porque estaba "plegado a la Moncloa"?
Lo cierto es que Broncano ha demostrado lo que ya sabíamos: que es un comunicador nato, capaz de conectar con el público (sobre todo joven). Su humor absurdo, su frescura y su capacidad para improvisar han sido las claves de su éxito tanto en La Resistencia como ahora en La Revuelta. Y lo ha hecho, además, sin cambiar un ápice su estilo.
'La Revuelta' ha puesto de manifiesto la necesidad que tenía la televisión pública de renovarse, de apostar por nuevos formatos y nuevas caras
Pero más allá del éxito de audiencia, lo que La Revuelta ha puesto de manifiesto es la necesidad que tenía la televisión pública de renovarse, de apostar por nuevos formatos y nuevas caras. Durante demasiado tiempo, TVE ha sido vista como una cadena anquilosada, incapaz de competir con las privadas en el terreno del entretenimiento. Con este fichaje, ha demostrado que puede y debe ser un referente en todos los ámbitos.
Y sí, el programa cuesta dinero. Como todos los programas de televisión, por cierto. Pero es una inversión en talento, en entretenimiento de calidad y en una televisión pública que pueda competir de tú a tú con las cadenas privadas. Porque esa es la verdadera razón de ser de una televisión pública: ofrecer contenidos de calidad que puedan ser disfrutados por todos los ciudadanos. También por los jóvenes.
A los que siguen empeñados en ver conspiraciones donde solo hay entretenimiento, a los que prefieren el ruido al talento, a los que creen que la televisión pública debe ser aburrida para ser seria, solo les queda una opción: cambiar de canal. El resto seguiremos disfrutando de un programa que ha demostrado que se puede hacer televisión inteligente, divertida y exitosa sin necesidad de caer en la demagogia o en el sensacionalismo.
Al final, La Revuelta de Broncano no solo ha revolucionado el prime time, sino que ha dado una lección a todos aquellos que se apresuran a criticar antes de dar una oportunidad. Ha demostrado que el talento, cuando se le da espacio, casi siempre triunfa. Y eso, en estos tiempos de ruido y furia, es una noticia que merece ser celebrada. Y que no se preocupen los amantes de El Hormiguero, la televisión es grande y hay espacio para todos. Que den por seguro que volverán a tener muchas buenas noches (aunque tal vez ya no todas).
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