El 'día de la marmota' del covid: por qué han vuelto los contagios y no debe preocuparnos demasiado

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Ya lo avisaron cuando terminó la pandemia: la emergencia había desaparecido, pero el virus seguía ahí. No habría, por tanto, riesgo cero. Ahora, un año después de que la Organización Mundial de la Salud (OMS) decretase de forma oficial el fin de la crisis sanitaria, se confirma. La curva de contagios por covid, tanto en atención primaria como en hospitales, ha vuelto a elevarse. Y los datos cifran en un 26,4% el incremento de la incidencia del virus en los centros de salud. Aun así, si ampliamos el foco, se observa que la situación no es distinta a la del año pasado por estas fechas. Es decir: a nivel poblacional, el impacto, por ahora, no es preocupante. Así que vuelve a confirmarse: siempre habrá contagios aunque los niveles no sean alarmantes. Ni la gravedad tampoco. Pero eso no quita que haya que seguir vigilantes.

"Ha sido una decisión tomada con precaución. No dudaré en volver a declarar la emergencia si la situación cambia", avisó el director general de la OMS, Tedros Adhamon Ghebreyesus, cuando declaró el fin de la pandemia. Era 5 de mayo de 2023 y habían pasado más de tres años desde que comenzara todo. El responsable de la institución no lanzó las campanas al vuelo, pero no fue por alarmismo, sino porque la experiencia había demostrado que el virus SARS-CoV-2 era imprevisible. Y es que su principal característica, como recuerda el epidemiólogo y exdirector de Acción Sanitaria en situaciones de crisis de la OMS Daniel López Acuña, es que no es un virus estacional. "La gripe y el virus respiratorio sincitial llegan en la temporada de otoño-invierno, allá por los meses de octubre y noviembre. Con el covid no ocurre eso. En este caso, el pico puede llegar en cualquier momento", explica.

Pero vayamos a las cifras. El Sistema de Vigilancia de Infección Respiratoria Aguda (SiVIRA), dependiente del Centro Nacional de Epidemiología, recoge semanalmante los datos sobre estos tres virus que afectan al sistema respiratorio. Los últimos disponibles recogen lo ocurrido en la primera semana de junio, entre los días 3 y 9. Y refleja varias cosas:

La incidencia en atención primaria supera los 100 casos por 100.000 habitantes y la tasa de positividad es del 24,5%. ¿Qué significa esto? A grandes rasgos, que del total de casos de infecciones respiratorias agudas que acuden a los centros de salud, una gran parte presenta covid, puesto que la gripe tan sólo tiene una positividad del 0,5% y el virus sincitial del 0,2%. La semana previa a este informe, la positividad en coronavirus era del 19,9%. Y la tasa de incidencia era de 85,4 casos por cada 100.000 habitantes, un 26,4% menos que ahora. Afecta sobre todo, apunta la responsable del grupo de trabajo de vacunas de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG), Isabel Jimeno, a los mayores de 80 años, en cuyo caso la incidencia se sitúa en 35 casos. "No es mucho, no es que debamos asustarnos, pero sí hay que vigilar y diagnosticar pronto", señala la experta.

La tasa de hospitalización por covid-19 es de 4,2 casos por 100.000 habitantes. Siete días antes, ese número era de 3,7 casos. En cuanto a la gravedad, el 30,2% de las personas ingresadas presentan neumonía, un 4,1% son trasladados a UCI y la letalidad es del 8,4%, un número al que López Acuña pide prestar atención.

Ahora bien, en paralelo, y si nos fijamos ahora en la tasa estimada de covid-19 por temporada, el gráfico nos indica que la situación no dista demasiado a la que ya vivimos hace un año, cuando se decidió declarar el fin de la pandemia. Esto significa, en síntesis, "que la afectación poblacional" por los virus respiratorios continúa siendo "baja", explica Eduardo Briones, de la Sociedad Española de Epidemiología. "Entre quienes tienen infecciones de este tipo, el porcentaje de infectados por covid está creciendo, pero no es una onda epidémica", especifica.

¿Estamos protegidos?

La pregunta que surge al leer las cifras es: ¿qué ha pasado? ¿Por qué han aumentado tanto los positivos? ¿Era esperable? ¿Tiene que ver con la temporada en la que estamos? Los expertos consultados coinciden en el diagnóstico: la razón principal radica en la inmunidad. O, más bien, en la falta de ella.

Según los últimos datos del Ministerio de Sanidad, la temporada de vacunación 2023-2024 terminó con un 46% de mayores de 60 años y un 64,3% de mayores de 80 con dosis adaptadas frente al coronavirus. Sobre los menores de esas edad ya no hay información. El problema, a juicio de los epidemiólogos, es que esas inmunizaciones se produjeron precisamente en esa temporada en la que los virus respiratorios clásicos aparecen: la de otoño-invierno. Eso implica que, desde entonces, el nivel de protección ha podido bajar. Y se suma a que los más jóvenes ya dejaron de inyectarse las dosis de recuerdo. Y las infecciones bajaron, por lo que los anticuerpos naturales también han dejado de fabricarse. En resumen: hay menos inmunidad.

"La explicación del aumento de los contagios está en la propia dinámica epidemiológica", señala Briones. "Ha disminuido la capacidad de protección inmunológica en la población porque la vacuna que mucha gente se puso hace dos o tres años ya no tiene la misma eficacia", añade López Acuña, que explica que no tiene nada que ver con que haya surgido una nueva variante que haya podido provocarlo, de forma similar a como lo hizo ómicron en las navidades de 2022.

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Porque ahora mismo, ¿cuál es la que está activa? La que predomina en España y en el resto de Europa, señala López Acuña, es la variante BA.2.86, comúnmente denominada Pirola y presente, según el último informe de SiVIRA, en el 59,6% de los casos. Pero hay otra, la FLiRT, destaca Briones, que está presente sobre todo en Estados Unidos, aunque ya se ha detectado algún caso también en nuestro país. Sus características no distan mucho de lo que ya conocíamos: no provoca síntomas graves, pero sí es más contagiosa. Como explica Jimeno, en consulta se sigue viendo mucho dolor de garganta, cansancio y tos. "Las variantes actuales no tienen una severidad alarmante, pero aun así es un problema que la protección frente a ellas se reduzca", señala López Acuña.

Y eso es lógico. Funciona así. El SARS-CoV-2 es un virus que, como todos, muta, por lo que es necesario que la inmunización se lleve a cabo de manera anual. Pasa con la gripe. Todos los años hay una campaña con vacunas diferentes, adaptadas a la forma que, cada año, adquiere el virus. Pues con el covid ocurre lo mismo. La diferencia, como explicábamos al principio, es que el coronavirus no es estacional. Puede presentarse en cualquier momento, como ahora. Por eso López Acuña aboga por adelantar la campaña de vacunación y que se lleve a cabo una ahora, antes de verano. "Si estamos viendo ya un incremento de casos, cuando en verano los centros de salud y hospitales trabajen a medio gas por las vacaciones, puede que haya más problemas. Hay que adelantarse", advierte.

En paralelo, deben seguir presentes las medidas de protección. Poner en práctica, en síntesis, todo lo que se aprendió durante la pandemia. "Hay que seguir poniéndose la mascarilla si se tiene una infección y, ante las cifras, creo que sería recomendable reintroducir su uso en los centros sanitarios y sociosanitarios, además de apostar por usarla en los transportes públicos", señala. No hay que alarmarse, insiste, "pero hay que seguir recordando que el covid no se ha ido". Y que los gráficos que vemos ahora volverán a dibujarse. Ya se ha dicho: "El covid es una enfermedad más", sentencia Briones.

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