Elon Musk intenta manejar ahora los hilos de la política británica a través de X
Elon Musk ya no se contenta con hacer comentarios sobre la política británica. En la red social X, de la que es propietario, publica y vuelve a publicar mensajes que pueden considerarse no sólo tóxicos, sino peligrosos.
El lunes 6 de enero, el multimillonario americano lanzó una encuesta en Internet: “Estados Unidos debería liberar al pueblo británico de su gobierno tiránico (sí) (no)”. El día anterior ya había escrito: “Starmer debe dejar el poder. Es una vergüenza nacional”. El líder del partido centrista británico LibDem (Liberales Demócratas), Ed Davey, reaccionó directamente ese mismo día, incluyendo una pulla al Gobierno de Keir Starmer, que, en su opinión, no estaba reaccionando con la suficiente contundencia a los comentarios de Musk: “Es hora de convocar al embajador de Estados Unidos y preguntarle por qué un nuevo funcionario estadounidense está sugiriendo que el Gobierno británico debe ser derrocado”.
Ed Davey añadió este comentario a su post: “La gente está cansada de que Elon Musk se inmiscuya en la democracia de nuestro país cuando está claro que no sabe nada del Reino Unido”. A esto, Elon Musk respondió (entre otras cosas) compartiendo los resultados de una encuesta online realizada por el programa matinal Good Morning Britain de ITV, “¿Debería Elon Musk mantenerse al margen de la política británica?” No se especificó la metodología del sondeo de opinión, pero de las 42.000 personas que respondieron, el 65,8% dijo que no.
A pesar de esa muestra poco representativa de un país de más de 68 millones de habitantes, Elon Musk se siente justificado en su intervencionismo. Desde hace varios días, también se cree un justiciero, un defensor de los niños víctimas de criminales pedófilos, un delito que, según él, el Gobierno británico consiente. Ha publicado innumerables mensajes denunciando la condena de personas que incitaron a la violencia en las redes sociales durante los disturbios de este verano en Inglaterra, mientras –según él– el Gobierno laborista se niega a perseguir a los pedófilos. Una cosa lleva a la otra, y Elon Musk cree que cualquiera que quisiera detener estos crímenes sería tachado de extrema derecha. “Si proteger a los niños me convierte en un fascista, que así sea”, escribió el martes.
Instrumentalización de la pedofilia
Elon Musk ha decidido volver a poner sobre el tapete un caso de violación y pederastia que se remonta a una década atrás, concretamente en la localidad inglesa de Oldham. El lunes 6 de enero, para retomar las actividades después de las fiestas, Keir Starmer debía dar una conferencia de prensa sobre sus planes para reformar el NHS, evento que al final estuvo dominado por este escándalo.
El gobierno laborista rechazó recientemente una nueva investigación nacional sobre las bandas que atacan a mujeres jóvenes vulnerables en esta ciudad del centro de Inglaterra. Jess Phillips, la ministra de Protección de Personas Vulnerables encargada del caso, confirmó que son las autoridades de Oldham las que deben, si lo desean, llevar a cabo una comisión de investigación.
Elon Musk ha comentado en varias ocasiones esa decisión, afirmando que Keir Starmer es “cómplice de la violación del Reino Unido” , que Jess Phillips “merece estar en la cárcel”, que es una “bruja malvada” y una “apologista del genocidio por violación”. “La verdadera razón por la que se niega a investigar a las bandas de violadores es que obviamente salpicaría a Keir Starmer”, dijo Elon Musk en X a principios de diciembre.
El 5 de enero, en la BBC, el ministro de Sanidad, Wes Streeting, defendió a su colega de una “difamación escandalosa”. “Es muy fácil sentarse en la silla, escribir algo con prisas y hacer clic en enviar, cuando gente como Keir Starmer y Jess Phillips han trabajado de verdad para meter en la cárcel a maltratadores de sus mujeres, violadores y pedófilos”. Keir Starmer fue fiscal general de 2008 a 2013. Jess Phillips trabajó para una serie de organizaciones de apoyo a las mujeres maltratadas antes de embarcarse en una carrera política en la que continuó trabajando en estos temas.
Musk muestra su ignorancia con comentarios tan disparatados e incoherentes que pierde cada vez más credibilidad
A pesar de ello, Keir Starmer no respondió directamente a Elon Musk en su rueda de prensa del lunes por la mañana. “En inglés, hay una expresión que dice: You don't fight a chimney sweep, because you'll inevitably end up covered in soot” (no hay que luchar contra un deshollinador porque inevitablemente terminas lleno de hollín), recuerda Martin Farr, profesor de Ciencias Políticas en la Universidad de Newcastle. El primer ministro eligió palabras fuertes, sin entrar en confrontación con el multimillonario americano. Condenó a “quienes difunden mentiras y desinformación [...], a quienes no les interesan las víctimas, sólo les interesan ellos mismos”.
Se refería tanto a Elon Musk como a Kemi Badenoch, líder de la oposición de derechas, que también ha pedido una investigación pública nacional sobre las bandas de violadores, aunque, como señala The Independent, “el último Gobierno conservador también rechazó una petición similar de una investigación pública [...], diciendo que correspondía a las autoridades locales dirigir investigaciones locales”.
Pero este profesor está convencido de que la oposición “no irá más lejos con Elon Musk”. Musk se ha vuelto “tóxico” y “muestra su ignorancia con comentarios tan disparatados e incoherentes que pierde cada vez más credibilidad”.
Cizaña en la extrema derecha
Incluso llegó a disparar en el pie a los que unas horas antes decía que eran sus amigos, en particular Nigel Farage, el líder del partido de extrema derecha Reform UK. Farage ha navegado de partido en partido (UKIP, Brexit Party y luego Reform UK en 2021), rehuyendo cada vez las tendencias derechistas de estas formaciones. Siempre ha dicho que sus partidos eran los únicos que prohibían afiliarse a ex miembros de grupos de extrema derecha como el Partido Nacional Británico o la violenta Liga de Defensa Inglesa. “Pero eso es porque eran los únicos partidos a los que estas personas estaban dispuestas a afiliarse”, dice el profesor Martin Farr.
Nigel Farage también se ha desmarcado siempre de Tommy Robinson, un violento agitador de extrema derecha cuyo verdadero nombre es Stephen Yaxley-Lennon. Él fue el que ideó los disturbios que sacudieron Inglaterra en el verano de 2024. Actualmente está en prisión por desacato a un juez. Pero Elon Musk dijo el 2 de enero: “¡Suelten a Tommy Robinson!” Nigel Farage había expresado –rápida pero cuidadosamente– su desacuerdo con Musk en los medios: “Te guste o no todo lo que dice, es un héroe”.
El domingo 5 de enero, en la BBC, Nigel Farage volvía a describir a Elon Musk como un “héroe” e incluso lo consideraba un “amigo” que “hace que Reform UK parezca cool para los jóvenes”. Nigel Farage aún esperaba recibir una donación, estimada por los medios en más de 100 millones de euros, para su partido.
Pero unas horas más tarde, Elon Musk se volvió contra él: “El partido Reform necesita un nuevo líder. Farage no tiene lo que hace falta”. El aludido no tardó en responder a la reprobación: “Pues me sorprende. Elon es un individuo extraordinario, pero en este punto me temo que no estoy de acuerdo. Mi opinión sigue siendo que Tommy Robinson no es adecuado para Reform UK y nunca traiciono mis principios”.
El entrismo del americano podría quizá jugar a favor de Nigel Farage, cuyo partido crece actualmente con fuerza
Martin Farr aún no está seguro de las consecuencias de este giro. Pero si la donación que Elon Musk pensaba hacer a través de Tesla UK no se materializa, tendrá repercusiones en la campaña de Reform UK en las elecciones locales del próximo mayo. “Ese dinero podría haber cambiado la suerte del partido”, afirma el profesor. “No tiene suficientes militantes sobre el terreno, gente suficiente para organizar cosas. El dinero le habría proporcionado, de un día para otro, los medios para contratar a personas que llevaran a cabo esas tareas”.
El éxito de la extrema derecha en las próximas elecciones locales no está en peligro, a pesar de todo, admite Martin Farr. Pero si Elon Musk quería “estar seguro de perturbar la política británica, dar 100 millones a Nigel Farage era lo que había que hacer. Y nada podría hacer más daño a Reform UK que la admisión de Tommy Robinson.”
Elon Musk ha contribuido potencialmente al nacimiento de una guerra interna dentro de Reform UK. Uno de sus cinco diputados, Rupert Lowe, publicó: “Hay que reconocer el papel de Tommy Robinson en la denuncia de estas bandas de pedófilos”. Sin embargo, se hizo eco de la opinión de Nigel Farage de que el militante “no es adecuado” para el partido. Rupert Lowe, ex eurodiputado, ex directivo de un club de fútbol y negacionista climático, sigue siendo un gran desconocido en el Reino Unido y no tiene el carisma de Nigel Farage. Sin embargo, Elon Musk le ha dado un espaldarazo: “No conozco a Rupert Lowe, pero las declaraciones que ha hecho en Internet y que he leído hasta ahora tienen mucho sentido”.
“Debido a que son muy nacionalistas”, añade Martin Farr, “puede que los seguidores del partido no aprecien la intervención de un forastero.” El entrismo del estadounidense podría quizás jugar a favor de Nigel Farage, cuyo partido crece actualmente a gran velocidad, en detrimento de los conservadores. Según sus organizadores, el partido de extrema derecha cuenta ahora con 175.000 miembros, frente a los 135.000 que tienen los tories, aunque la cifra exacta no ha sido dada a conocer por la sede de los conservadores. Reform UK dedica incluso una página web a esta rivalidad en cifras.
Pero Nigel Farage debe andar con cuidado en su relación con otro de los aliados de Elon Musk: Donald Trump, que regresará a la Casa Blanca el 20 de enero. Hasta ahora, el presidente electo no ha tenido más que buenas palabras para el británico.
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Las relaciones han sido más tensas entre Donald Trump y Keir Starmer, hasta que se reunieron para una cena de reconciliación a finales de año. Antes de llegar al poder, varios miembros del Partido Laborista habían criticado abiertamente, e incluso insultado, a Trump. Al cuidarse de no atacar al dueño de la red social X en su rueda de prensa del 6 de enero, el primer ministro se asegura también de no ofender al hombre que volverá al Despacho Oval con Elon Musk a su lado.
Traducción de Miguel López