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El profesor Óscar Puente, del zasca a la resistencia

En la serie La casa de papel, El Profesor es el cerebro de la estrategia, pero, sobre todo, el líder espiritual del grupo. El personaje al que todos miran cuando vienen mal dadas. El que levanta los ánimos y marca el camino a los suyos. Para unos pocos, el villano. Para muchos, el héroe del pueblo.

Tras la tragedia de la dana, Óscar Puente se ha convertido en una especie de Profesor para su partido. No ha perdido la dureza que le coronó como el ministro más combativo del Gobierno, pero ahora está consolidando una nueva faceta. La del político que explica con claridad y cultiva la pedagogía (y el sentido del humor) frente al ruido. 

El ejercicio de transparencia que ha hecho al desmontar las supuestas irregularidades que el comisionista Víctor de Aldama atribuye a su antecesor José Luis Ábalos es una buena prueba de ello. En un hilo de X, que supera el millón y medio de visualizaciones, explica que dos de los contratos que denuncia el empresario no se adjudicaron y que otros dos los dio el Partido Popular. Solo uno se firmó con Ábalos.

Puente ya no es solo el de los zascas, el que bloquea a los que no piensan como él, el que critica a periodistas críticos o al que le cuesta reírse de sí mismo. Con una épica propia de un personaje de ficción, se está convirtiendo en el símbolo de la resistencia del Gobierno

Con varios miembros del PSOE investigados por el caso Koldo y la credibilidad de Pedro Sánchez muy tocada, Puente es uno de los pilares más sólidos de la comunicación del Gobierno. Su estrategia se basa en tres puntos: divulgar y actualizar el trabajo que hace su ministerio, ser el parapeto frente a los ataques de la oposición y animar al electorado progresista. 

Aunque era arriesgado, ha conseguido aunar su faceta institucional con la de ser un influencer político en redes sociales, sin perder la fiabilidad como gestor público. Al contrario que otros ministros, su comunicación es directa y coloquial. X es un espacio en el que invierte mucho tiempo de su trabajo y en su cuenta no se atisba un solo tuit que huela a equipo de comunicación. Es él, sin intermediarios.  

El exalcalde de Valladolid sabe que la batalla por el relato se libra en internet. Así que es el primero que entra a la polémica, actualiza constantemente y difunde memes sobre él que sonrojarían a otros líderes políticos. Esto ha suavizado su imagen pública y ha provocado que caiga mejor a los ciudadanos. Ya no es solo el de los zascas, el que bloquea a los que no piensan como él o el que critica a periodistas críticos. Ahora es también el divertido, el servidor público, el divulgador.

Mis padres, los dos profesores, siempre dicen que el sentido del humor es fundamental para conectar con los alumnos y que las explicaciones calen. Con socarronería y una épica propia de un personaje de ficción, el profesor Puente se está convirtiendo en el símbolo de la resistencia del Gobierno. “No me voy a ir de aquí. No voy a dejar de luchar. Sé que mi vida sería mucho mejor si dejase X. Pero mis causas son más importantes que mi vida”, decía hace un mes. O bella ciao, bella ciao, bella ciao, ciao, ciao.

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