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COMUNICACIÓN POLÍTICA

'La Revuelta', Vito Quiles y el Estado fallido

Sé que lo ves todo negro. Estás abatido por la ola antipolítica que hiere la democracia occidental, pero, ¿qué puedes hacer? ¿Seguir enfandándote en X? ¿Señalar a los agitadores y buleros? ¿Explicar con argumentos racionales los riesgos de seguir por este camino? Piénsalo por un momento.

Te habrás dado cuenta de que nada de esto está funcionando. Estás perdiendo el tiempo (y la salud) irritándote. Parece que la indignación ya no es un arma de cambio en el discurso político. El optimismo, sin embargo, puede convertirse en el mejor aliado para defender la democracia frente al fanatismo. Si no me crees, sintoniza La 1 cada noche después del telediario.

Entre bromas, chistes y chascarrillos, en La Revuelta leen el artículo 47 de la Constitución dedicado al derecho a una vivienda digna, defienden con vehemencia la sanidad pública o dan voz a una experta en cambio climático. David Broncano coge el bombo y empieza a jalear: “¿Dónde estamos?”. “¡En Televisión... Española!”, responde el teatro al unísono.

En tiempos del Estado fallido, del “solo el pueblo salva al pueblo”, de una universidad pública asfixiada y una sanidad herida de muerte, La Revuelta reivindica en prime time nuestras instituciones y los servicios públicos. Y, como quien no quiere la cosa, van convirtiendo esta defensa en algo mainstream de lo que estar orgullosos. Sobre todo, entre los jóvenes.

En tiempos del Estado fallido, del “solo el pueblo salva al pueblo”, de una universidad pública asfixiada y una sanidad herida de muerte, La Revuelta reivindica en prime time nuestras instituciones. Y, entre broma y broma, van convirtiendo esta defensa en algo mainstream de lo que estar orgullosos

Vito Quiles entrevistaba por la calle esta semana al cómico, que contestaba a las preguntas del agitador ultra con una media sonrisa burlona. Evidenciaba con tranquilidad y sin enfadarse la ignorancia (consciente) del jefe de prensa de Alvise Pérez en cuestiones como las partidas presupuestarias a las que van dirigidas nuestros impuestos. Al final, a Quiles le salía el tiro por la culata y su intento de asedio se convertía en un meme.

“El humor tiene la elegancia de no gritar nunca”, dijo el escritor gallego Wenceslao Fernández Flórez en su discurso de ingreso en la Real Academia Española. “Porque cuando no gemimos ni nos encolerizamos ante lo que nos disgusta, no queda más que una actitud: la burla”. La burla para defender la democracia frente a los bulos y para concienciar, con un lenguaje asequible, sobre los derechos conquistados que podemos perder.

Porque, en las últimas décadas, una de las grandes victorias de la forma trumpista de hacer política ha sido apropiarse de la alegría y de la ilusión. El diagnóstico de la situación está más que claro. Así que despierta, deja de lamentarte y ponte manos a la obra. Defiende la democracia con orgullo, optimismo y sentido del humor. Como diría la Pantoja, “dientes, dientes, que es lo que les jode”. Y ojalá consigamos que la desesperanza cambie de bando.

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