Una democracia conquistada Daniel Bernabé
... Que se siente dentro
Un productor le dijo a Demi Moore que hacía “cine para palomitas” y ella pensó que su labor interpretativa nunca sería reconocida. Treinta años después, Moore ha recogido un Globo de Oro por su trabajo en el papel protagonista de La Sustancia y en su discurso ha expresado, con honda emoción, lo mucho que significa para ella sentir que sí pertenece, sentirse dentro de ese universo de la interpretación que ella ama.
Discurso Demi Moore
Resulta paradójico que ‘sentirse dentro’ de ciertos mundos pueda estar tan supeditado al reconocimiento ajeno. Si hay algo íntimo, personal, algo que nos pertenezca de un modo indudable, es lo que sentimos y, sin embargo, en demasiados pasajes de la vida, la mirada del otro pesa tanto que puede hacernos perder pie en un abrir y cerrar de ojos. Y entonces sentimos que estamos fuera.
La mirada del otro no siempre es justa ni necesaria, a veces el otro ni se fija, o no lleva las gafas bien graduadas, o no tiene criterio para saber a dónde mirar. La mayoría de nosotros, el único premio al que podemos aspirar es la satisfacción de hacerlo bien
Hace unos días vi Perfect days, de Win Wenders, una preciosidad cinematográfica que les recomiendo, si aún no la han visto. El actor japonés Kōji Yakusho encarna a Hirayama, un limpiador de urinarios públicos en Tokio, y esos 125 minutos en los que acompañamos al protagonista en su vida cotidiana deben de convalidar como masaje emocional. El personaje vive tan atento a las pequeñas cosas que embellecen sus días, que la calma que proyecta resulta contagiosa.
Más allá del canto de Wenders a fijar la atención en los miles de detalles hermosos que laten a diario cerca de nosotros, esos que nos perdemos por correr hacia ninguna parte, me fascina el celo con el que Hirayama ejerce su tarea diaria. Es el suyo un trabajo tan imprescindible como invisible, con escaso brillo y nulo reconocimiento social y, sin embargo, él no se conforma con cumplir y ya, él opta por la excelencia.
Mi maestro de la radio y de la vida, Tomás Martín Blanco, se empleaba a fondo en defender la búsqueda de la excelencia como objetivo y tal vez sea esa la única misión que vale la pena emprender. A Hirayama nadie lo conoce, nadie lo premia, nadie, seguramente, repara en lo necesario que es su trabajo para los demás y, sin embargo, él brilla por dentro.
La mirada del otro no siempre es justa ni necesaria, a veces el otro ni se fija, o no lleva las gafas bien graduadas, o no tiene criterio para saber a dónde mirar. La mayoría de nosotros, el único premio al que podemos aspirar es la satisfacción de hacerlo bien. O al menos intentarlo. La gratificación de poner el corazón en la tarea porque sí, por ti, porque tú lo vales, para cumplir contigo, para ‘sentirte dentro’ aunque otros no te vean. Enhorabuena a los premiados.
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