Érase una vez el cuerpo humano: el tamaño

Querido no humano:

En el planeta tierra hace cada vez más calor. Lo sobrellevamos como podemos. Primero preparamos nuestras casas para ello. Ventilamos a primera hora de la mañana, bajamos las persianas durante el día para que no entre la luz del sol y las pueda recalentar aún más, mantenemos líquidos fríos en unos aparatos que enfrían que se llaman neveras, en los que ya te anticipo que no te puedes meter tú mismo; preparamos alimentos frescos para comer. Los seres humanos con mejores condiciones de vida tienen aparatos que enfrían sus casas. Allí se está mejor. Es costumbre intentar sumergirse en grandes superficies de agua. Aprovechamos las naturales de nuestro planeta, pero también hemos creado otras artificiales. Algunos, de esos que te digo que tienen los aparatos que enfrían casas, también tienen algo parecido a los coches que ya te conté pero que van por esas superficies de agua. A esto aspiran muchos humanos, aunque te diré que yo no lo encuentro tan entretenido. Últimamente han aparecido unos animales gigantes en el mar que derriban esos coches acuáticos. No sabemos si lo hacen porque invadimos su espacio o por mera diversión. Como ya te dije, lo bueno y lo malo son algo relativo para los humanos.

Centrándonos en el asunto que te interesa, nuestro cuerpo. Verás, tu manera lógica de comprender nuestra realidad seguramente te haya llevado a pensar que en este período tan caliente estaremos deseando poder mantener fresco nuestro cuerpo sin taparlo más de lo necesario, cuidándolo con todo el mimo que se merece para que funcione a la perfección en semejantes condiciones tan adversas. Pero lo cierto, es que en cuanto llegan estos meses, aparece una tremenda preocupación porque nuestro cuerpo no sea el adecuado. Esta adecuación no se mide tampoco por la capacidad de hacer las cosas que otras veces te he contado que nos gusta hacer a los humanos en verano. Es decir, un humano puede tener un cuerpo que le permite comer tomates (una fruta roja deliciosa muy frecuente en la tierra), nadar en el agua (nadar es el nombre que recibe la forma que tenemos de movernos en esas superficies de agua, es una actividad que se considera particularmente placentera en humanos y otros animales) y aún así considerar que se tiene un cuerpo defectuoso que no sirve para el verano por su aspecto y no por sus capacidades.

Uno de los asuntos que nos sirven para medir este aspecto defectuoso de los cuerpos es el peso. Como sabes, los animales de las diferentes especies no tienen por qué tener todos el mismo aspecto. Nos sucede también a los humanos en muchos sentidos, y uno de estos asuntos en los que nos diferenciamos es el tamaño. Hay especímenes de seres humanos más grandes y otros más pequeños. Algunos con la piel más clara y otros más oscura, lo mismo con el pelaje y los ojos, como te digo sucede igual que con el resto de animales. Sin embargo, entre humanos, ésta no es para nada una característica cualquiera y no siempre se ha tenido la misma consideración de la misma a lo largo de nuestra historia. Cuando no abundaba la comida, tener un cuerpo fornido era considerado un reflejo de abundancia y de esas buenas condiciones de vida de las que tanto hablamos. Hoy en día, ya ves cómo todo cambia, se valora especialmente al humano que tiene aspecto de no haber comido. Incluso hubo una moda (ya sabes, algo en lo que nos imitamos unos a otros de forma algo absurda) en la que eran más bellas las humanas tan delgadas que parecían tener aspecto de enfermas.

Como lo bueno y lo malo, para nosotros los humanos la belleza es también muy relativa y se calcula de forma social. Así que lo bello, como lo virtuoso, también se premia enormemente en nuestras sociedades.

Como lo bueno y lo malo, para nosotros los humanos la belleza es también muy relativa y se calcula de forma social. Así que lo bello, como lo virtuoso, también se premia enormemente en nuestras sociedades. Como ya irás adivinando, al humano que se considera más feo, como al malo, que en los últimos tiempos parece ser el que pesa más que los otros, se adjudicarán una serie de calificativos muy negativos. Y lo que es peor, el propio humano, especialmente si es una humana, se los adjudicará a sí misma, evitando incluso enseñar su cuerpo en los meses de más calor en la tierra para evitar el desagrado que produce en la sociedad.

Tal es el desagrado y el rechazo que produce tal asunto, que meses antes de que llegue el calor y por tanto la necesidad de tener que enseñar más el cuerpo, que muchos humanos intentan cambiarlo, realizando toda una serie de rituales conocidos como dietas. Muchas humanas dejan de comer con normalidad, realizan una cantidad de movimiento físico difícilmente soportable para un ser humano de sus características, recurren a ingerir ungüentos, batidos e incluso a inyectarse unas sustancias diseñadas por las farmacéuticas ( ya te he hablado de ellas cuando hablamos de las drogas) que les hacen perder el apetito para poder modificar su peso y así conseguir cambiar su cuerpo. Te estarás imaginando, querido no humano, que los cambios que obtienen deben de ser extraordinarios, pero lo cierto, es que serían apenas perceptibles a tus ojos no humanos, ya que seguirías observando con cierta distancia el montón de piel, vísceras y huesos que somos.

Algunas humanas consiguen que, cuando se suben a un aparato que mide los kilos que pesamos, donde antes ponía un 2 ahora ponga un 1. Otras consiguen que en las telas que usamos para tapar nuestra piel donde antes ponía un 44 ahora ponga un 42. Como ves no son más que códigos que usamos los humanos para medir nuestra, para ti, incomprensible realidad.

Lo que quiero que entiendas, no-humano, es que cuando decimos cuerpo, no hablamos de cuerpo. Ya sé que ansías sobre todo a poder tener uno con el que poder hacer las cosas que has visto en nuestras películas, como bailar, subir montañas o besar. Pero debes comprender, no-humano, que el cuerpo humano viene acompañado de una percepción que cada uno de nosotros y todos en nuestro conjunto tenemos del mismo. Y como sucede con el bien y el mal, lo correcto o lo incorrecto; como ya has podido comprender también lo bello o lo feo son una construcción. Lo que te quiero decir es que quizás no podréis decidir a la hora de diseñar vuestros cuerpos cómo deben ser para que no den problemas. Quizás un cuerpo feo y gordo que os permita nadar pueda hacer que terminéis sintiendo tanto rechazo que prefiráis no salir a nadar. Quizás un cuerpo bello que necesite reposo constante porque apenas se alimenta, os termine dando desidia. Quizás podáis inventar una nueva forma de belleza. A esto creo que os puede ayudar una herramienta que se llama feminismo. Seguimos hablando estos días. 

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