El debate no son las armas Pilar Velasco

Al estallar la Segunda Guerra Mundial, Francia capitula en 2 meses contra los nazis mientras que los republicanos habían aguantado tres años. En ese momento, el gobierno francés pasó de considerarlos como “extranjeros indeseables”, a necesitarlos en ofensivas y defensivas militares, por lo que los españoles fueron trasladados de los campos de concentración a destinos en batallones de trabajo en la “línea Maginot”, clave entre la Francia ocupada y la Francia de Vichy no ocupada, pero tampoco preocupada. Los soldados republicanos aguantaron la posición, pero finalmente fueron aprisionados y en el mejor de los casos bajo el estatus de prisioneros de guerra, pero en el más habitual, trasladados a lugares para el horror como Mauthausen-Gusen (Austria), en el que se calcula que estuvieron más de 7500 republicanos españoles.
No hace tanto, en 1939, fuimos refugiados, compartiendo en calidad de presos con judíos, nómadas de Europa del este o de etnia gitana. En un primer momento, se calculó que vendrían 4000 republicanos abandonándolo todo. Finalmente, llegaron 500.000 a los lugares de acogida. El recibimiento, como cuenta Pilar Martínez Chaumel, hija de superviviente del campo de Argelès, “fueron cinco días sin comer y agujeros en la arena para encontrar agua, todo ello bajo la vigilancia de soldados senegaleses y del ejército colonial a caballo, que tiraban carne podrida a los españoles como entretenimiento, todo ello sin mantas para el frío y cavando hoyos en la playa para resguardarse. Si el del hueco de al lado no se movía, significaba que el interno no había superado la noche”.
Como aclara Olga Arcos, del memorial del campo de Argelès-sur-Mer, las fichas nominativas de la autoridad francesa se levantan a partir de setiembre de 1939, porque no se esperaba tal volumen de refugiados. De ese infierno para presos republicanos se escapó mi tío Miguel Ranz Iglesias y, como tantos otros, primero refugiado en Francia, y después recibido en México en calidad de asilado político, viajando en el vapor Mexique, gracias a un país de acogida para el exilio republicano español, a iniciativa de su presidente Lázaro Cárdenas.
La segunda opción republicana fue integrarse en la sociedad francesa, por ello se calcula que en los Pirineos orientales, al sureste de Francia, más de la mitad de la población desciende de esos republicanos, que estuvieron en el campo hasta el final de la Segunda Guerra Mundial, con sus días y sus noches en una Francia que abrazaba el crucifijo y rechazaba los retratos de Antonio Machado, pese a correr por sus venas gotas de sangre jacobina. Unos españoles que partían de la España de los vencidos, la Francia del campo de concentración, y el III Reich sin matices ante la especial cortesía con la que los nazis trataban a los judíos.
Indica la profesora Monique Alonso que dentro del campo muchos de los internos instruidos fundaron los “barracones de cultura”, sitios donde se enseñaba a leer y a escribir, e incluso escribían una rudimentaria publicación en intentos de tiendas de campaña improvisadas por ellos mismos, con sobredosis de ingenio. Cerca de la villa de Elna, una enfermera suiza de fuertes convicciones militantes, Elizabeth Eidenbenz, logró convertir un palacete abandonado, en una maternidad en la que nacieron 595 bebés, entre 1939 y 1945. Es decir, educación y sanidad.
Los presos de Argelès-sur-Mer (Francia) se encontraban cercados por tres vallas de alambre de púa. La cuarta pared aún sigue, el Mar Mediterráneo. Noches en las que tenían que hacer agujeros en la playa para no fallecer de frío, ingerir la propia orina o las heces, y todo ello tratando de no morir por disentería o tifus, llevaron a la tercera opción, regresar a la España de la que habían huido para salvar su vida, ante la promesa de perdón de Franco ante el delito de ser leales con la democracia, siempre y cuando no hubieran cometido delitos de sangre, se entiende, contra franquistas. Aunque una vez que volvían a España no sabemos qué ocurría después. La cuarta opción era el suicidio. Algunas imágenes fueron rescatadas en el año 2007, gracias a los negativos de Robert Capa, en su “maleta mexicana”.
El campo de Argelès fue desmantelado tras la Segunda Guerra Mundial; sin embargo, la defunción formaba parte del paisaje puesto que esa iglesia católica prohibía la sepultura de los republicanos en sagrado, por lo que los restos de los refugiados fallecidos se enterraban bajo la arena de la playa. Sin embargo, unas inundaciones arrastraron al mar algunos cadáveres. Hoy, en el “cementerio de los españoles”, situado en la Avenida de la Retirada 1939, que es como en Francia se conoce al exilio, se visita una lista con algunos de los nombres de los fallecidos en esa playa, de entre los 15.000 que se estiman, y se observa un árbol que recuerda a 70 niños a modo de obituario, de cuando moríamos siendo refugiados.
Colliure es referencia para los españoles por el enterramiento de don Antonio, pero tampoco debemos olvidar el Castillo Real de Colliure, que sirvió como prisión para oficiales republicanos
Por todo ello y mucho más, el gobierno español, representado por el Secretario de Estado de Memoria, Fernando Martínez, ha recordado este domingo en su discurso a esas decenas de miles republicanos que murieron en la playa, y junto con el alcalde de Argelès Antoine Parra, han declarado institucionalmente la playa de Argelès-sur-Mer como lugar de memoria, recibiendo Martínez la medalla de la ciudad de manos del alcalde, en señal de duelo. Igualmente, el secretario de Estado, en referencia a Antonio Machado, recordó el verso de amor a España y su vida que dejó lo mejor de sí mismo para la posteridad, y “su esencia en esa tumba republicana”, destacando que “el olvido es contrario a la democracia”, haciendo entrega de la moneda conmemorativa de La Nueve en París, emitida por la FNMT a la presidenta de la Foundation Antonio Machado de Colliure, Joëlle Santa García, quien ha recordado el comienzo de la fundación en 1979 y la asociación anterior “Amigos de Antonio Machado”.
Posteriormente, Fernando Martínez, junto con el alcalde de Colliure, Guy Llobet, coincidiendo con “el día del último viaje” y el 150 aniversario del nacimiento del poeta, han declarado la sepultura de Antonio Machado en Colliure (Francia) como lugar de memoria, rodeado de limoneros para la ocasión y recitando versos de quienes acompañan. La primera declaración de lugar de memoria democrática fuera de nuestras fronteras se llevó a cabo por el ministro Ángel Víctor Torres en el Ateneo Español de México, en 2024.
Hijo del primer flamencólogo español, Antonio Machado y Álvarez, Antonio Machado, nuestro poeta, autor de “caminante, no hay camino”, nuestro andaluz universal, son las orillas del Duero, es Leonor, es Pilar o Guiomar, son “Campos de Castilla”, es su “Retrato”, “Soledades”, es el Instituto de Baeza, es Serrat y en especial “La Saeta” y “Cantares”, es “Juan de Mairena”, es Ian Gibson, es Paco Ibáñez, es la Revista Ibérica, Ruedo Ibérico, es la Generación del 98, es la bandera tricolor en Segovia, son las misiones pedagógicas, es “Hoy es siempre todavía”, o mi favorito, “He andado muchos caminos”, pero también es exilio, es el hotel Bougnol Quintana, hoy convertido en apartamentos turísticos a excepción de la planta baja donde se encuentran dos camas, la del poeta, junto con la de su madre, Ana Ruiz, en el momento de “partir la nave que nunca ha de tornar”. Colliure es referencia para los españoles por el enterramiento de don Antonio, pero tampoco debemos olvidar el Castillo Real de Colliure que sirvió como prisión para oficiales republicanos y fuertes cabezas políticas, donde entraba el agua del mar en el calabozo, y que quizás ese habría sido el otro destino de nuestro sevillano.
Explica la profesora Ana Martínez Rus sobre el corpus machadiano que nunca estaba cerrado, porque el poeta revisaba sus reediciones, modificaba o añadía versos. Siempre estaban abiertos y eso los hacía únicos, y su gran salto se produce tras publicar en el diario El Sol, en sus visitas semanales a Madrid desde Segovia, y en firmar con la editorial Espasa Calpe, publicando sus “Poesías completas” (1917), en las que modifica la disposición de esos primeros poemas, y se convierte en poeta del pueblo, gracias a su difusión en guerra.
La sepultura de Machado se estipuló por suscripción popular, y ese lugar que hoy es declarado como de memoria democrática por el Gobierno de España se ha mantenido vivo gracias a la colaboración del Ayuntamiento con la Foundation Antonio Machado de Colliure, que bajo la presidencia de Joëlle Santa García y a la profesora Victoria Sierra que, junto con su equipo de la Universidad de Alcalá de Henares, trabajan incansablemente en la conservación de la memoria de Antonio Machado, realizando entre otras acciones la protocolización de los mensajes que se depositan en el buzón de la sepultura, o convocando el premio internacional de literatura Antonio Machado. En este sentido, cada vez son más los mensajes que reciben de agradecimiento internacional, precisamente por mantener vivo ese legado cultural.
El cementerio de Colliure, declarado lugar de interés histórico por ser donde se ubica la tumba de Machado, es el lugar en el desde hace décadas ciudadanos de todo el mundo acuden a expresar sus respetos a don Antonio, enterrado junto a su madre Ana Ruiz Hernández, por algo el cementerio siempre está abierto y la Ville de Colliure está hermanada con Soria.
En España sería un hombre ilustre, en Colliure es la tumba de alguien muerto en el exilio, en tierra extranjera. Es el sepulcro de todos los exiliados y de algunas fosas comunes.
En España Machado sería un exiliado, en Francia es mucho más.
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Eduardo Ranz es abogado y doctor.
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