Feijóo y el narco (y IV)

Madres coraje. Madres contra la droga. Mujeres valientes que, ante la desesperación de ver cómo sus hijos, en la plenitud de la vida, era engullidos por la maldita droga, decidieron actuar contra los capos del narcotráfico gallego. Ellas solas, sin ayuda de nadie.

Toda una generación perdida. Cientos de muertes. Cientos de vidas jóvenes. Los cementerios gallegos empezaron a llenarse de madres llorando a sus hijos sin entender cómo habían podido caer. Una lacra que azotó Galicia durante décadas.

La droga acabó en Arousa con la vida de decenas de jóvenes. El grupo Dejadnos Vivir de Vilanova se convirtió en la imagen de aquella generación perdida. La Voz de Galicia habla sobre un equipo de fútbol de diez chavales, de los que solo quedan vivos tres, ya que a los otros siete se los llevó la maldita lacra.

La madre coraje gallega por antonomasia saca los colores a Feijóo: "Todos conocíamos a Marcial Dorado". Carmen Avendaño no titubea al hacer esta afirmación en el diario Público. La Presidenta de la Asociación Érguete es una de las que pone en duda las palabras de Feijóo cuando salen las fotografías con el narco a la luz, y este niega que supiese a qué se dedicaba Marcial Dorado.

Las madres contra la droga, ante la impasividad de las instituciones, ante condenas demasiado blandas, lideraron un movimiento social inédito en Galicia y España. “El gobernante protege al traficante”. “Somos las madres que no vamos a abandonar a nuestros hijos porque nos los quieren matar”. Cantaban desesperadas estas mujeres ante las sedes judiciales donde se celebraban los juicios contra los narcos. "¡Asesinos! ¡Asesinos!". Gritaban rotas de dolor.

Los narcotraficantes y contrabandistas gallegos eran admirados en todas las Rías Baixas. Especialmente generoso era Sito Miñanco, tan generoso como peligroso. Oubiña o los Charlines. O el presunto contrabandista de tabaco Nené Barral, que llegó a ser alcalde de Ribadumia por el PP durante casi 20 años y, ahora ya octogenario, aún se encuentra a la espera de juicio. Todos ellos exhibían un poder económico y político ante el que la sociedad gallega poco podía que hacer.

En 1994, cuando ya Núñez Feijóo paseaba en yate con el narco Marcial Dorado, las madres coraje aporrearon las puertas del símbolo de ostentación de Laureano Oubiña, el Pazo de Baión. Fue diez años más tarde cuando pudieron entrar, pero sin necesidad de tirar la puerta abajo, cuando el Estado lo reabrió una vez incautado por las autoridades. Diez años de lucha incansable bajo amenazas. Aunque no recuperarían nunca a sus hijos (Avendaño había perdido dos de sus cuatro hijos), habían ganado una gran batalla, la de la concienciación de toda la sociedad sobre el peligro de las drogas.

Le honraría reconocer de qué hablaba con el narco cuando era jefe de Correos, dónde están los contratos en su etapa como jefe del Sergas y por qué la Xunta de Galicia con él de presidente continuó contratando con las empresas de Marcial Dorado

En una entrevista ante los micrófonos de la Cadena Ser, en 2017, Laureano Oubiña aseguraba que "tiene pruebas" de haber “financiado ilegalmente a Alianza Popular”, actual PP y "en el juzgado las presentaré, si me llaman".  

También ante los micrófonos de la Ser, un testigo protegido en la Operación Nécora dijo que es "imposible" que Feijóo no supiera a qué se dedicaba Dorado. El narco arrepentido Manuel Fernández Padín reconoce en una entrevista en el programa La Ventana de la Cadena Ser que las relaciones entre contrabandistas y políticos era "muy fluida" en una época donde la "connivencia y permisividad" sobre el contrabando "la conocía toda Galicia".

Alberto Núñez Feijóo nunca ha pedido perdón a esas madres ni a toda la sociedad gallega. Es difícil entender cómo alguien con este pasado quiera ser presidente del Gobierno de la nación. Le honraría reconocer que sabía a qué se dedicaba su amigo Marcial Dorado. Le honraría contarnos de qué hablaba con el narco cuando era jefe de Correos, que reconociese dónde están los contratos de la Xunta de Galicia en su etapa como jefe del Sergas. Le honraría contarnos por qué la Xunta de Galicia con él de Presidente continuó contratando con las empresas de Marcial Dorado. ¿No sabía que eso daba apariencia de legalidad a unas empresas que se utilizaban para blanquear dinero procedente del narcotráfico?

Nos debe la verdad, señor Feijóo, por esas madres y por sus hijos.

 

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Cristina P. Marcote es la autora del libro 'Feijóo y el narco'.

Aquí puedes leer la primera, la segunda y la tercera parte de este artículo.

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