Ataques en Magdeburgo: la cautela como arma Ruth Ferrero-Turrión
Biden se retira, Harris comienza la carrera
Y la noticia más esperada de las últimas semanas se produjo. Finalmente, el actual presidente de los EEUU, Joe Biden, ha cedido y abandona la carrera por la Casa Blanca. Las tres últimas semanas han dado una mayor espectacularidad y casi tintes de serie de televisión a una campaña electoral a la que aún le quedan cuatro meses. Una campaña que está siendo de todo menos al uso.
Así, el debate del 27 de junio entre Biden y Trump no tenía precedentes. Nunca antes se había celebrado un debate presidencial con anterioridad a las convenciones en las que quedarían nombrados los candidatos en firme. De aquel debate surgieron las dudas sobre las capacidades de Biden que hicieron entrar en pánico al partido demócrata. Fue entonces cuando las presiones comenzaron, incluyendo un sonado editorial en el New York Times que pedía explícitamente la salida del presidente de la carrera electoral. En la interna del partido, sin embargo, el cuestionamiento de Biden se dio de manera más tímida y discreta. A partir de ahí todo fue a peor. Las encuestas ofrecían datos que ponían a Trump en cabeza, los donantes amenazaron con cesar su financiación y el mismísimo George Clooney salió a la palestra a pedir el relevo. Pero lo que realmente supuso la puntilla fue el intento de magnicidio contra Donald Trump, un hecho que mostraba a un líder vigoroso con capacidad de reacción rápida y que dio una fotografía para la historia. Sus mentiras y delitos quedaban automáticamente opacadas por este acontecimiento. Frente a esa figura, estaba la de Biden, que cada vez ofrecía una mayor imagen de debilidad, bien con lapsus como el de la cumbre de la OTAN llamando Putin a Zelenski, bien mostrando pura debilidad física en su forma de caminar.
Sea como fuere, lo cierto es que durante estas semanas los movimientos en el seno del partido Demócrata se hicieron cada vez mayores, senadores y congresistas que veían peligrar sus puestos y lo que se anticipaba como una ola republicana que los podía llevar por delante. En términos ideológicos, el ala más centrista abogaba por su salida, así Obama o Pelosi maniobraron para que tuviera lugar el relevo. Por su parte, los progresistas, liderados por Bernie Sanders y Alexandria Ocazio Cortez (AOC), mantuvieron su apoyo a Biden a sabiendas de que el liderazgo que viniera después se situaría más a la derecha.
Una vicepresidenta que no ha brillado como tantos esperábamos, pero que cuenta con dos factores favorables: ser mujer racializada y mucho más joven que Trump y la capacidad de defender la administración de la que ha formado parte, al tiempo que evita las quiebras dentro del propio partido demócrata.
Finalmente, Biden no aguantó. La combinación de pérdida de apoyos interna, junto con la reducción drástica de donaciones para su candidatura, además de encuestas que avanzaban una catástrofe demócrata, le han movido a dar este paso. Un paso que deja expedito el camino para su actual vicepresidenta, Kamala Harris. Una vicepresidenta que no ha brillado como tantos esperábamos, pero que cuenta con dos factores que le son altamente favorables. El primero, el hecho de ser mujer racializada y mucho más joven que Trump; el segundo, la capacidad de defender la administración de la que ha formado parte, al tiempo que evita las quiebras dentro del propio partido demócrata.
A cuatro semanas de la convención demócrata de Chicago, que tendrá lugar del 19 al 22 de agosto, Kamala Harris casi con toda certeza será la candidata, puesto que las donaciones realizadas hasta ahora lo han hecho a favor del ticket Biden-Harris.
Faltaría por saber quién la acompañará en calidad de potencial vicepresidente y también si su designación como candidata se realizará por designación o por votación de los delegados. En todo caso, el objetivo a partir de este momento para el partido demócrata es comenzar a remontar en las encuestas y eso, ya verán, lo hará a base de una buena dosis de estrategia de comunicación política y ahí jugará un importante papel el “efecto Kamala”.
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