Yolanda Díaz y la pregunta incómoda: ¿cómo cría quien no trabaja de 9 a 5?

“¿Tenemos alguna escuela infantil de 0 a 3 años en nuestro país que abra y preste servicios públicos 24 horas al día? Hablo ya de privada, no digo pública. ¿La gente no trabaja por la noche? Los trabajadores y trabajadoras de la limpieza, los sanitarios, los periodistas, no sé, ¿no se trabaja por la noche? Digo, digo, por… tareas pendientes”. Estas palabras de la vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz, han causado conmoción y enfado tomadas como propuesta;  indignarse es, al final, súbito y más fácil que sentarse frente a la incomodidad de contemplarlas como pregunta: ¿cómo cría en España quien no trabaja de 9 a 5?

En 2022, el PSOE madrileño también suscitó polémica al proponer abrir todos los colegios públicos de la Comunidad de siete de la mañana a siete de la tarde y desde el 1 de septiembre hasta el 31 de julio. Ya hay programas, por ejemplo en la comunidad desde la que escribo, Castilla y León, para “conciliar” (sic) en periodos no lectivos con actividades en los propios centros escolares. La reacción inmediata es, claro, horrorizarse. En qué sociedad vivimos si los niños no pueden tener ni un verano como aquellos nuestros. Un verano en el que tienes que ir al colegio no es verano.

Luego está la realidad y la realidad es cruda. Y la realidad no termina ni mucho menos a los 3 años. Un niño de 5 o de 8 requiere exactamente la misma presencia adulta. En este país sólo pueden compaginar bien su empleo con la crianza quienes trabajen sólo mientras los niños están en el colegio, que es de 9 a 5 si hay jornada partida escolar, pero que es de 9 a 2 si la jornada es intensiva. ¿Cuántas personas conocen en esa situación? ¿Cuántas que pudieran llegar a esos horarios si están o se quedan criando solas? ¿Cómo se organizan quienes trabajan, como es tan común en este país, mañana y tarde? ¿Qué pasa con los trabajadores a turnos, noches incluidas, o con quienes tienen empleos donde tener una hora fija de salida es un oxímoron? 

Cuando surgen estos debates, la réplica frecuente es que deben ser las madres y los padres quienes deben tener más tiempo para criar y no los niños los que se adapten a los impracticables horarios adultos de este país. Es imposible no estar de acuerdo con eso. Es más: yo creo que los niños deben poder ir caminando a su colegio y disfrutar de las tardes con su familia y poder practicar deporte y cultivar aficiones y jugar libremente y descubrir los idiomas e ir al súper y ayudar a tender la ropa y cenar comida casera y estar durmiendo religiosamente a las nueve después de que les hayan contado un cuento. La realidad es que esa rutina es ahora mismo un lujo excepcional en este país y mirar para otro lado no lo cambia. ¿Cuántos madres y padres apenas ven a sus hijos a diario? ¿Qué pasaría este lunes, 3 de febrero, si por un día los abuelos hicieran huelga? 

En este país sólo pueden compaginar bien su empleo con la crianza quienes trabajen sólo mientras los niños están en el colegio, que es de 9 a 5 si hay jornada partida escolar, pero que es de 9 a 2 si la jornada es intensiva

Ya somos adultas varias generaciones que sabemos en buena medida lo que es tener a los dos padres trabajando fuera de casa y con horarios esclavos. La diferencia es que nosotros todavía tuvimos abuelos jóvenes que nos hicieron de segundos padres. Nosotros, sobre todo, aún conocimos la figura que lo sostenía todo y lo ha sostenido todo desde siempre: en las casas siempre había una o varias mujeres que hacían esa función “24 horas” para hijos, hombres y mayores. Su papel no se ha repartido por machismo y por economía: en la España actual lo de que una persona se quede unos años sin trabajar fuera de casa para criar es impensable para la mayoría. Se necesitan dos sueldos para llegar y el mercado laboral no es precisamente acogedor con quienes salen de la rueda.

Dicen que en las encuestas siempre respondemos que estamos mejor de lo que estamos. Aquello de que todos nos definimos como clase media. Creo que con la crianza ocurre lo mismo. Se sigue hablando del tema con la idea de la familia tradicional, un papá y una mamá, una mamá que reducirá su jornada u obrará algún milagro similar o una pareja en la que los dos son funcionarios de mañana, y que además tendrán cuatro abuelos jubilados para nadar en confort. Pero la realidad es que las familias son muy diversas, que también son de un solo progenitor por elección o circunstancias, que los hijos se tienen más tarde y lo de los cuatro abuelos, o los dos abuelos, sanos y jubilados es muy difícil. La idea de la solución de cuidados 24 horas de Yolanda Díaz no es nueva, existe hace tiempo en países como Suecia. Escandalizarnos es fácil, ahora busquemos en serio cambios estructurales que no hagan necesario ese recurso. Si hoy es difícil criar en España si no eres rico, en una generación será casi un imposible absoluto.

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